Las convulsiones se caracterizan por una descarga eléctrica anormal y descontrolada en las células nerviosas del encéfalo en forma parcial o total. Esta descarga se manifiesta por una serie de movimientos involuntarios, acompañados de alteración de la conciencia y de la sensibilidad.
¿Cómo se presentan?
En una convulsión febril vamos a observar pérdida de la conciencia, acompañado de rigidez y afectación de uno o varios grupos musculares. Otras manifestaciones características son:
- Rigidez total o parcial del cuerpo.
- Movimientos bruscos y repetitivos de brazos y piernas, en forma de sacudidas casi rítmicas.
- Ausencia de movimientos y flacidez total generalizada.
- También puede observarse chupeteo de los labios o labios azulados.
- Desviación de la mirada o mirada fija (ausente).
- Salida involuntaria de evacuación o de orina.
Las convulsiones febriles afectan aproximadamente del 2 al 5% de los niños entre 6 meses y 5 años de edad, pero se presentan con mayor frecuencia entre los 12 y los 18 meses de edad. También suelen observarse en varios miembros de una misma familia. Es decir, puede haber un factor hereditario predisponente.
¿Cuándo se producen?
Estas generalmente van a coincidir con una elevación brusca de la temperatura por encima de los 38,5ºC. Un niño con fiebre alta o muy alta resulta más propenso a padecer de una convulsión febril, aunque existen casos que se han presentado aún con temperaturas de fiebre leve en 38ºC.
La mayoría de las convulsiones febriles duran aproximadamente uno o dos minutos, algunas son breves con duración solo de algunos segundos, mientras que otras podrían durar más de 15 minutos.
De acuerdo a algunos criterios las convulsiones pueden ser simples o complejas:
- Simples: duran menos de 15 minutos, todo el cuerpo está en movimiento y no se presentan más de una vez en 24 horas. Más del 90% de las convulsiones febriles son de este tipo.
- Complejas: duran más de 15 minutos de forma continua o con pausas, pueden presentarse en todo el cuerpo o solo una parte de este. Vuelven a presentarse al menos 2 veces en 24 horas. Los niños con convulsiones febriles complejas están levemente más predispuestos a desarrollar epilepsia posteriormente.
Luego de una convulsión febril, los niños a menudo presentan confusión o somnolencia durante unos minutos. Este período (conocido como período postictal) podría durar hasta unas pocas horas.
¿Cuáles factores podrían predisponer a una convulsión febril?
Algunos factores relacionados con el riesgo de padecer convulsiones febriles de manera recurrente son:
- Antecedentes familiares de convulsiones febriles.
- Haber padecido una primera convulsión febril a temprana edad.
- Haber tenido varías convulsiones febriles de larga duración anteriormente.
- Historia de convulsiones febriles con fiebre leve.
¿Cómo tratar una convulsión febril?
Lo más primero es conservar la calma y aprender a tomar medidas para combatir la fiebre ya que la mayoría de las crisis ceden espontáneamente en pocos minutos.
- Colocar al niño boca arriba en el suelo o en un lugar donde no pueda hacerse daño.
- Colocar la cabeza de lado por si vomita.
- Limpiar la vía aérea, quitando de la boca cualquier objeto o mucosidad.
- Aplicación de medios físicos (colocar ropa ligera, aplicar paños mojados en agua sobre el cuerpo).
- Colocar algún antipirético vía rectal (paracetamol), que se absorbe más rápidamente por esta vía.
- Al terminar la convulsión, el niño debe ser llevado a un médico para determinar la causa de la fiebre.
Es importante señalar que las convulsiones febriles típicas son inofensivas y no dejan secuelas de ningún tipo. La observación de realizar un electroencefalograma u otros tipos de estudios, se reserva para aquellos casos en los que las crisis febriles son atípicas o se han repetido en varias ocasiones.