Estreñimiento en los niños


 Una de las principales causas de consulta en la edad pediátrica la constituye el estreñimiento. Este es un problema muy común y puede encontrarse en el 3% de las consultas pediátricas y el 25% de las consultas de los gastroenterólogos.

El estreñimiento no es una enfermedad en sí misma sino un síntoma y se manifiesta por la dificultad para evacuar las heces del intestino de manera completa y satisfactoria. 

Esta condición se caracteriza por disminución en la frecuencia de las evacuaciones, evacuaciones duras que causan dolor, sensación de evacuación incompleta, pujo excesivo, tiempo prolongado para lograr evacuar, o imposibilidad de evacuar a pesar del esfuerzo.


Tomando en cuenta las causas, existen dos tipos básicos de estreñimiento: el funcional o primario, si no existe una enfermedad de base que lo origine y representa el 90% a 95% de los casos; y el estreñimiento secundario, el cual representa el 5% a 10% restante y se debe a alguna enfermedad subyacente que lo acompaña.


El estreñimiento puede manifestarse en cualquier etapa de la edad pediátrica. El factor principal para la retención fecal, independientemente de la edad, es la evacuación dolorosa, debido a un bolo fecal consistente y voluminoso, lo cual conlleva a más retención, con heces voluminosas  y más defecación dolorosa. 


Otros factores asociados a esta condición son: el inicio del destete y de la ablactación (alimentación complementaria) en los lactantes, el entrenamiento para el control de esfínteres en pacientes preescolares debido al ingreso a la escuela, cambio de ambiente, problemas emocionales, e inmovilización prolongada en escolares. 


La frecuencia normal de las evacuaciones varía de acuerdo a la edad y al tipo de alimentación del niño. Por consiguiente, el número de evacuaciones será menor conforme aumente la edad. Es habitual que el recién nacido realice entre 4-6 evacuaciones al día, aunque podría llegar a ser mayor si recibe lactancia materna. Los niños amamantados pueden presentar desde una evacuación después de cada toma, a una cada 4-5 días, lo cual es normal siempre y cuando no presente otros síntomas.


Para combatir este padecimiento, debemos asegurarnos de que el niño tiene horarios y lugares adecuados que favorezcan la defecación en un ambiente tranquilo. Además se debe intentar establecer un horario de adaptación del organismo. Se deben evitar las distracciones con otros estímulos y también colocar al niño en una posición adecuada y cómoda para la defecación.


Si transcurrido un tiempo (de aproximadamente unos 10 minutos) no se ha producido la evacuación, no se debe insistir en ello. 


Durante el proceso de dejar el uso del pañal, el niño puede rechazar abiertamente sentarse en el inodoro; en ese caso, lo ideal es usar el pañal hasta que el niño evacue normalmente y sin problema.


Al niño estreñido se le debe ofrecer una dieta balanceada, incluyendo frutas y verduras en el consumo diario. También se recomienda la actividad física, lo cual ayuda a mantener un movimiento intestinal adecuado. La ingesta de fibra se reserva para niños mayores de 2 años junto a una ingesta proporcional de líquidos que contribuyan a formar heces más suaves.


El tratamiento farmacológico se reserva para los casos en que el estreñimiento no responde al manejo dietético y a la hidratación. En estos casos se recomienda que el niño sea visto por su pediatra o por un gastropediatra. 


Lo más importante en la evolución del estreñimiento es reconocer a tiempo la existencia del problema y la instauración del tratamiento. Mientras más temprano sea la intervención, más eficaz llegará a ser el tratamiento. 


Fotos: iStock


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