Las alergias en los niños


Lesiones en piel de un bebé  por reacción alérgica
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Las alergias son reacciones exageradas del sistema inmunológico a determinadas sustancias que pueden provenir de alimentos, plantas, animales, picaduras de insectos, etc. Estas sustancias generalmente resultan ser inofensivas para la mayoría de la gente. Sin embargo, el sistema inmunológico de una persona alérgica, ataca a la sustancia (llamada alergeno) como si fuera un invasor, ocasionando así una reacción desproporcionada, lo cual podría causarle síntomas que pueden ir desde unas leves  molestias a reacciones sumamente graves que pueden poner en peligro la vida.


El sistema inmunológico de una persona alérgica, al tratar de proteger al organismo contra algo que percibe como un agente invasor, produce anticuerpos de tipo  inmunoglobulina E (IgE) contra la sustancia que produce la alergia (alergeno). Seguidamente, estos anticuerpos, a su vez, hacen  que unas células defensoras llamadas mastocitos liberen ciertas sustancias químicas (como la histamina) para defenderse ante la supuesta agresión.


Al liberarse estas sustancias, se desencadenan reacciones alérgicas las cuales pueden afectar las vías aéreas, los ojos, el aparato digestivo y la piel. Si la persona se expone nuevamente al mismo alergeno, se iniciará la respuesta alérgica y así sucederá cada vez que la persona se exponga a esa sustancia.


Dentro de los factores predisponentes a padecer diferentes tipos de alergias se encuentra el factor hereditario, este es el más condicionante, sin embargo, en una reacción alérgica pueden influir tanto los genes como el ambiente en que la persona se desenvuelve. 


Entre las sustancias que más frecuentemente ocasionan alergias se encuentran:

  • Algunos alimentos: huevos, leche y sus derivados, chocolate, frutos secos, frutos cítricos, algunos colorantes, pescado, maní, entre otros.
  • Ácaros de polvo 
  • Caspa de animales
  • Moho
  • Medicamentos 
  • Algunos productos químicos y de limpieza 
  • Venenos de picaduras de insectos 
  • Polen 
  • Látex y otros materiales sintéticos 

Los síntomas y la gravedad de ellos dependerán  del grado de exposición al alergeno y de la sensibilidad que se tenga a este. Entre los más comunes se encuentran rinitis, picazón o molestias en la garganta, enrojecimiento de los ojos o alrededor de estos, hinchazón de los párpados, conjuntivitis, sibilancias, dificultad para respirar, dolor abdominal, náuseas, vómitos, manchas rojas o ronchas en la piel (con o sin picazón), estrechez e inflamación de las vías aéreas y choque.


El tratamiento dependerá del grado de afectación de los síntomas e inicialmente consiste en evitar el contacto con la sustancia detonante. En segunda instancia se procederá a la administración de medicamentos prescritos por el pediatra o manejo de emergencia según sea el caso.


Si su niño o niña presenta síntomas de alergia consulte con su pediatra. El interrogatorio y un buen examen físico del niño, entre algunas pruebas de laboratorio complementarias permitirán que se obtenga un diagnóstico preciso y pueda manejarse mediante medicación, o en su defecto, derivarle a un alergólogo pediatra para un análisis y un tratamiento más profundo. 

Estreñimiento en los niños


 Una de las principales causas de consulta en la edad pediátrica la constituye el estreñimiento. Este es un problema muy común y puede encontrarse en el 3% de las consultas pediátricas y el 25% de las consultas de los gastroenterólogos.

El estreñimiento no es una enfermedad en sí misma sino un síntoma y se manifiesta por la dificultad para evacuar las heces del intestino de manera completa y satisfactoria. 

Esta condición se caracteriza por disminución en la frecuencia de las evacuaciones, evacuaciones duras que causan dolor, sensación de evacuación incompleta, pujo excesivo, tiempo prolongado para lograr evacuar, o imposibilidad de evacuar a pesar del esfuerzo.


Tomando en cuenta las causas, existen dos tipos básicos de estreñimiento: el funcional o primario, si no existe una enfermedad de base que lo origine y representa el 90% a 95% de los casos; y el estreñimiento secundario, el cual representa el 5% a 10% restante y se debe a alguna enfermedad subyacente que lo acompaña.


El estreñimiento puede manifestarse en cualquier etapa de la edad pediátrica. El factor principal para la retención fecal, independientemente de la edad, es la evacuación dolorosa, debido a un bolo fecal consistente y voluminoso, lo cual conlleva a más retención, con heces voluminosas  y más defecación dolorosa. 


Otros factores asociados a esta condición son: el inicio del destete y de la ablactación (alimentación complementaria) en los lactantes, el entrenamiento para el control de esfínteres en pacientes preescolares debido al ingreso a la escuela, cambio de ambiente, problemas emocionales, e inmovilización prolongada en escolares. 


La frecuencia normal de las evacuaciones varía de acuerdo a la edad y al tipo de alimentación del niño. Por consiguiente, el número de evacuaciones será menor conforme aumente la edad. Es habitual que el recién nacido realice entre 4-6 evacuaciones al día, aunque podría llegar a ser mayor si recibe lactancia materna. Los niños amamantados pueden presentar desde una evacuación después de cada toma, a una cada 4-5 días, lo cual es normal siempre y cuando no presente otros síntomas.


Para combatir este padecimiento, debemos asegurarnos de que el niño tiene horarios y lugares adecuados que favorezcan la defecación en un ambiente tranquilo. Además se debe intentar establecer un horario de adaptación del organismo. Se deben evitar las distracciones con otros estímulos y también colocar al niño en una posición adecuada y cómoda para la defecación.


Si transcurrido un tiempo (de aproximadamente unos 10 minutos) no se ha producido la evacuación, no se debe insistir en ello. 


Durante el proceso de dejar el uso del pañal, el niño puede rechazar abiertamente sentarse en el inodoro; en ese caso, lo ideal es usar el pañal hasta que el niño evacue normalmente y sin problema.


Al niño estreñido se le debe ofrecer una dieta balanceada, incluyendo frutas y verduras en el consumo diario. También se recomienda la actividad física, lo cual ayuda a mantener un movimiento intestinal adecuado. La ingesta de fibra se reserva para niños mayores de 2 años junto a una ingesta proporcional de líquidos que contribuyan a formar heces más suaves.


El tratamiento farmacológico se reserva para los casos en que el estreñimiento no responde al manejo dietético y a la hidratación. En estos casos se recomienda que el niño sea visto por su pediatra o por un gastropediatra. 


Lo más importante en la evolución del estreñimiento es reconocer a tiempo la existencia del problema y la instauración del tratamiento. Mientras más temprano sea la intervención, más eficaz llegará a ser el tratamiento. 


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